Biohacking y humanoides. Curiosos términos. Quizá más conocido el segundo pero, ojo con el primero porque está más instalado en nuestra vida cotidiana de lo que pensamos.
Sobre biohacking, humanoides y aplicaciones varias de la tecnología en nuestro organismo, reflexiona: LU MKG. Es la primera vez que uno o una de nuestras o nuestros autores invitados firma con seudónimo y como lo respetamos y además nos gusta el misterio … os dejamos con el artículo.
El biohacking es el conjunto de acciones que se hacen con la intención de potenciar la condición del ser humano a través de la tecnología, conseguir algún tipo de mejora en la calidad de vida e impulsar sus capacidades, muchas veces insertando bajo la piel algún tipo de dispositivo tecnológico.
Estamos a medio camino entre la ciencia tradicional y la ciencia ficción. Cada vez somos más los que disponemos de relojes smartwatch. ¿Lo tienes? ¿Lo utilizas y haces algo para modificar alguno de los datos que te aporta? Si la respuesta es sí, quizá no lo sabes pero ya eres uno de ellos; eres un biohacker.
Estos relojes permiten controlar datos de nuestras constantes vitales como las pulsaciones, podómetro para contar los pasos, monitorizar el sueño, … Seguramente lo controlas porque buscas vivir mejor y por más tiempo. La tecnología te puede ayudar.
Biohackers casi humanoides
Hay muchos ejemplos de biohackers conocidos. Uno de ellos fue el cantante Michael Jackson, que tenía una enfermedad genética llamada vitíligo. Pasaba tiempo encerrado en una cámara de oxígeno para tratar de vivir mejor y no envejecer.
Los biohackers transhumanistas van todavía más lejos porque buscan diferenciarse del resto de seres humanos: cámaras en los ojos, dedos magnéticos, interfaz neuronal, etc.
Algunos ejemplos:
- Cámara de vídeo en ojos: El Proyecto Eyeborg estudia el colocar cámaras de vídeo como prótesis en los ojos. Rob Spence fue el primer ciborg de este tipo. Perdió un ojo en un accidente cuando era pequeño. Como director de cine, decidió implantárselo para poder grabar todo lo que veía y observar las cosas desde otra perspectiva.
- Prótesis de brazos y piernas artificiales: Hoy en día ya es posible implantar electrodos en los nervios para generar estímulos en brazos y piernas, y así poder mover prótesis mediante una interfaz neuronal. Es decir, que un amputado pueda mover los dedos de un brazo artificial. Es el caso de Hugh Herr, profesor asociado en el MIT y jefe de investigación de biomecatrónica. Sufrió un accidente en el que perdió sus dos piernas. Fue el primero en llevar un par de piernas bióticas avanzadas que imitan el funcionamiento de los tobillos y las rodillas.
- Sonidos con los colores: Neil Harbisson nació con un problema ocular que solo le permite ver en blanco y negro. Ideó y se implantó un aparato con una antena sobre la cabeza que traduce los colores en sonidos. Es la primera persona reconocida por un gobierno, como un ciborg.
- Microchips subcutáneos. Una empresa que se dedica a implantar de forma subcutánea estos microchips es Biohax international. Dice haber implantado a más de 4.000 unidades de este dispositivo bajo la piel. Va insertado entre los dedos índice y pulgar de la mano y dispone de los datos del que lo lleva. Tiene el tamaño aproximado a un grano de arroz y su precio puede rondar los 150€, aunque hay algunas empresas que lo ofrecen de forma gratuita a sus empleados. Funciona mediante tecnología inalámbrica de corto alcance (NFC), algo parecido a la que tienen los móviles y las tarjetas de débito, con ondas de radio que se leen al estar cerca de otro dispositivo. Esto plantea el problema de la protección de datos; existe la posibilidad de que alguien pueda captar esa señal y recoger, sin autorización, la información.
Ciencia ficción o realidad
A lo largo de los años, las películas nos han ido anticipando a modo de ficción futurista esta realidad. Los más cinéfilos, quizás recuerden a Arnold Schwarzenegger en la película “Desafío Total” sacando de su nariz un implante con el que estaba siendo rastreado.
En un término de ciencia ficción más plausible está “Arkangel” (cuarta temporada de Black Mirror en Netflix) donde una madre obsesionada por la seguridad de su hija le implanta un microchip en el cerebro para controlar su ubicación, lo que ve, cómo están sus niveles biomédicos y lo que siente.
Esto ya se acerca más a la tecnología que disponemos en la actualidad.
Y para la ficción más alejada, pero no por ello en algunos aspectos posible, “In time”. Un futuro en el que todo el mundo lleva un implante bajo el brazo con el que cobran y pagan y del que dependen, hasta tal punto (ya menos verosímil) que la moneda es “tiempo de vida”.
¿Qué utilidad pueden tener los microchips subcutáneos?
En el caso de ingresar en un hospital y estar inconsciente por algún accidente, podría contener información sobre la salud del paciente como alergias u otras patologías. La forma de comprobarlo sería muy parecida a la que ya se emplea en los chips para identificar a los perros.
Otras son: acceder al teléfono y ordenador, poner una alarma, abrir puertas, pases de gimnasio, acceder al trabajo, pagar en máquinas expendedoras de edificios de oficinas o pagar el tren en Suecia.
La intención futura … eliminar el uso de la cartera; que esta tecnología sustituya los DNIs, el pago con tarjetas o en efectivo.
Autoría del artículo a cargo de: LU MKG (Nota: no es biohacker)
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