«No me da la vida», «en cuanto vuelva tomamos un café», «ahora estoy a tope pero necesito hablar contigo…..» Esas odiosas frasecitas que tantas veces oímos y también usamos. Están a la orden del día, pero no somos conscientes de los problemas que esconden. El principal: la credibilidad y su consecuencia: el daño a la reputación.